domingo, 31 de mayo de 2015

ÉTICA Y POLITICA

La relación entre ética y política en la democracia moderna no deja de ser tensa y peligrosa, ya que esta última introduce un fuerte relativismo moral que, si bien permite la coexistencia en un plano de igualdad de las distintas concepciones propias de toda sociedad compleja, no puede ser sostenido en el campo de la política. Es aquí cuando el poder, al penetrar la dimensión ética, introduce en ella la más grande distorsión, ya que el discurso de la ética se convierte en una mera forma de justificación del poder. Esto es lo que hace que la constante tensión entre ética y política nunca tenga un modo único o, incluso, satisfactorio de resolución. Sólo la implementación de una lógica argumentativa que parta del reconocimiento de la precariedad y ambivalencia que se entabla en la relación entre ética y política puede servir de resguardo ante aquellas distorsiones que, en nombre de la primera, planteen el riesgo de cercenar desde el poder del estado los espacios de libertad.


La ética y la política son, para Aristóteles, ciencias prácticas, saberes que investigan el modo recto de comportarse los agentes humanos capaces de decidir libremente sobre sí mismos.
Esta capacidad de decisión libre no debe darse por suministrada por la naturaleza, puesto que el hombre natural está sometido a las necesidades de subsistencia y reproducción, y en ese ámbito carece de poder de decisión (no puede decidir no ser productivo, pues en tal caso no subsistiría).

La Ética

Vidriera con representación de un motivo religioso
Siguiendo, pues, sus raíces aristotélicas Sto. Tomás está de acuerdo con Aristóteles en la concepción teleológica de la naturaleza y de la conducta del hombre: toda acción tiende hacia un fin, y el fin es el bien de una acción. Hay un fin último hacia el que tienden todas las acciones humanas, y ese fin es lo que Aristóteles llama la felicidad. Santo Tomás está de acuerdo en que la felicidad no puede consistir en la posesión de bienes materiales, pero a diferencia de Aristóteles, que identificaba la felicidad con la posesión del conocimiento de los objetos más elevados (con la teoría o contemplación), con la vida del filósofo, en definitiva , santo Tomás, en su continuo intento por la acercar aristotelismo y cristianismo, identifica la felicidad con la contemplación beatífica de Dios, con la vida del santo, de acuerdo con su concepción trascendente del ser humano.

La política

Respecto a la política santo Tomás se desmarca de la actitud adoptada por San Agustín al considerar la existencia de dos ciudades, la de Dios (Jerusalén) y la terrestre (Babilonia), identificadas, respectivamente, con la Iglesia y con el Estado pagano. La ciudad de Babilonia es considerada por San Agustín como el resultado de la corrupción del hombre por el pecado original; mientras que la ciudad de Jerusalén, la ciudad celestial representaría la comunidad cristiana que viviría de acuerdo con los principios de la Biblia y los evangelios. Las circunstancias sociales y la evolución de las formas de poder en el siglo XIII, especialmente los problemas derivados de la relación entre la Iglesia y el Estado, llevarán a Sto. Tomás a un planteamiento distinto, inspirado también en la Política aristotélica, aunque teniendo en cuenta las necesarias adaptaciones al cristianismo.

ÉTICA FAMILIAR

Hablar de la ética en la familia, implica partir de lo que la ética misma hace referencia y de la moral. Partimos de que los valores son elementos muy centrales en el sistema de creencias de las personas y están relacionados con estados ideales de vida que responden a nuestras necesidades como seres humanos, proporcionándonos criterios para evaluar a los otros, a los acontecimientos tanto como a nosotros mismos (Rokeach, 1973 en García, Ramírez y Lima, 1998). Por su parte, La moral da pautas para la vida cotidiana, mientras que la ética es un estudio o reflexión sobre qué origina y justifica estas pautas. Pero las dos, si bien son distinguibles, son complementarias porque tienen en común a la persona como ente social. Del mismo modo que la  teoría y práctica interaccionan, los principios éticos regulan el comportamiento moral, pero este comportamiento incide alterando los mismos principios. A menudo, cuando se presentan los conflictos de normas morales que aparecen cuando tenemos que tomar decisiones se convierten en el motor que nos impulsa a una reflexión de nivel ético.

Así pues, cada individuo va forjándose una imagen de lo que es y quisiera llegar a ser en una sociedad que es competente y que cada vez más, está sumergida en situaciones de riesgo, en cuanto a la identidad individual de las personas. Es ahí, donde la familia juega un papel importante, porque parten infundiendo los valores que son los que nos orientan en la vida, nos hacen evaluar nuestras acciones, comprender y ayudar a quienes nos rodean, mas aun cuando la sociedad nos obliga a crearnos un prototipo de imagen por las tendencias de la moda, de programas de televisión, culturas, en fin, una serie de eventos que facilitan el intercambio cultural entre sociedades.}

Según otros autores (Schwartz, 1990) los valores son representaciones cognitivas inherentes a tres formas de exigencia universal: las exigencias del organismo, las reglas sociales de interacción y las necesidades socio-institucionales que aseguran el bienestar y el mantenimiento del grupo. De esa manera, según Schwartz los sistemas de valores se organizan alrededor de tres dimensiones fundamentales: el tipo de objetivo (trascendencia o beneficio personal; conservación o cambio), los intereses subyacentes (individuales o colectivos), el dominio de la motivación (tradición, estimulación, seguridad). Las teorías implícitas que todos los padres tienen y que se relacionan con lo que los mismos piensan sobre cómo se hacen las cosas y por qué se hacen de tal o cual manera ofician “de filtro” en la educación en valores.

Estas ideas y teorías  dan a entender  que la familia como un organismo social, es la primera escuela de educación de los individuos, al compartir ciertas características comunes con quienes conviven. Sin embargo, esta no es el único contexto donde se educa en valores, es una realidad que el ambiente de proximidad e intimidad que en ella se da la hace especialmente eficaz en esta tarea. Todos formamos parte del mismo sistema de valores éticos o morales al interactuar día a día en los espacios de estudio o de trabajo, contagiándonos de la diversidad de pensamiento y cultura en los distintos grupos sociales.  

No solo se han venido dando transformaciones a nivel tecnológico y ambiental, sino también a nivel  social-familiar.  La familia ha tenido cambios importantes a lo largo de la historia porque las costumbres, pensamientos, necesidades e intereses variaron en los contextos donde se desenvuelven, pero en las últimas décadas estos cambios han sido aun mayores. No puede hablarse ahora de un tipo único de familia, donde los roles principales serian el del papá que trabaja para el sostenimiento, estudio y progreso, la  mamá que se encarga de los oficios domésticos y del cuidado de los hijos que obedecen. Así mismo la familia ha cambiado en su tipología, nos encontramos ahora comúnmente con familias extensas ( conformadas por padres, hijos, tíos, abuelos que conviven en la misma casa), familias reconstituidas ( uniones de padres que anteriormente estuvieron casados o con otra relación y de las cuales quedaron hijos, por lo tanto existe la figura de madrastra, padrastro, hijastro) así como también es frecuente encontrar la familia monoparental  (donde los hijos conviven solamente con uno de los padres, mamá o papá).
En cada uno de los casos, los roles y funciones son asumidos de forma distinta, por miembros diferentes y en ocasiones, un miembro  del grupo familiar debe asumir varios a la vez, como en el caso de la familia monoparental. Quizá sea este un factor que incide en el deterior de la sociedad y la ética.

Teniendo en cuenta lo anterior, es importante indagar y decir, ¿qué nos pasa, hoy?  Se oye decir -El modelo de familia actual es diferente; o -La familia está en crisis, el concepto de familia ha cambiado, y esto en gran parte se debe a que nuestra época actual ha atravesado  múltiples cambios a nivel social, político y económico, los cuales introducen nuevas coordenadas  a nuestros comportamientos, valores y pensamientos, esto nos hace pensar que hablamos de un nuevo mundo y por qué no decir de un nuevo individuo. No cabe duda, entonces, que la familia debe de recuperar su esencia, es decir, sus valores, costumbres y estilos de vida propios.

Puesto que el  proceso formativo de una persona se inicia en el hogar y busca integrar al hombre con el mundo exterior. Los buenos modales, las buenas relaciones y valores sociales tienen su origen en el ambiente familiar. El correcto manejo dado a estos valores permite unas relaciones interpersonales armoniosas, seguridad personal, deseo de superación y espíritu emprendedor.
El hogar es la primera escuela de socialización, es decir, la vida familiar brinda unos elementos que son complementados en la escuela, por eso este binomio, influyen decisiva mente en la formación integral de la persona. En ambos ambientes se pretende ofrecer las condiciones, elementos y herramientas necesarias para que el ser humano se desenvuelva en los distintos campos de la vida.
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ÉTICA PROFESIONAL

La ética professional implica una serie de principios y de reglas que una actividad profesional deberá observar en la realización de su que hacer y entonces desde las mismas tomadas como pilares y bases de acción pretende regular todas las acciones y actividades que se lleven a cabo en el marco de tal profesión.

Vale destacarse que se trata de una disciplina que se haya inserta en la ética aplicada porque refiere a una parte específica de la realidad.


En un nivel general la ética no es coactiva, es decir, no impone castigos normativos, sin embargo, la ética profesional sí podría hacerlo en caso de haber un código deontológico que regule la actividad profesional en cuestión. La ética normativa es lo mismo a decir deontología y consiste de una serie de principios y de reglas que exigen un cumplimiento obligatorio.

Desde la ética profesional se expondrá y sugerirá aquello que es deseable y aquello que por el contrario no lo es en una profesión y por el lado de la deontología dispondrá de las herramientas de administración que garantizarán que la profesión que corresponda sea llevada a cabo de modo ético y como está previsto.

Entonces, el concepto de ética profesional es aquel que se aplica a todas las situaciones en las cuales el desempeño profesional debe seguir un sistema tanto implícito como explícito de reglas morales de diferente tipo. La ética profesional puede variar en términos específicos con cada profesión, dependiendo del tipo de acción que se lleve adelante y de las actividades a desarrollar. Sin embargo, hay un conjunto de normas de ética profesional que se pueden aplicar a grandes rasgos a todas o a muchas de las profesiones actuales. La ética profesional también puede ser conocida como deontología profesional.

La idea de ética profesional se establece a partir de la idea de que todas las profesiones, independientemente de su rama o actividad, deben llevarse a cabo de la mejor manera posible, sin generar daños a terceros ni buscar exclusivamente el propio beneficio de quien las ejerce. Así, algunos de los elementos comunes a la ética profesional son por ejemplo el principio de solidaridad, el de eficiencia, el de responsabilidad de los hechos y sus consecuencias, el de equidad. Todos estos principios, y otros, están establecidos a modo de asegurar que un profesional (ya sea abogado, médico, docente o empresario) desempeñe su actividad coherente y sensatamente.

En algunos casos, la ética profesional tiene que ver con acciones específicas de cada profesión. En este sentido, un abogado, un psicólogo o un médico tienen como valores de ética profesional la confidencialidad de la información recibida, la eficiencia, ya que en algunos casos se trata de situaciones que implican riesgo de vida, etc.

En otro orden de cosas pero de manera similar, por ejemplo, la ética periodística condenará que un profesional de la prensa perciba una suma de dinero a cambio de publicar una información ya sea a favor o en contra de una persona, con la misión clara de perjudicarla o beneficiarla, según corresponda. Tal accionar se contrapone de plano a la propuesta de la ética periodística que promueve que la práctica profesional sea siempre desempeñada con objetividad y transparencia.

Entonces, cualquiera sea la profesión, el profesional como individuo que es tiene la responsabilidad de desarrollar de la manera más ética posible su trabajo, siempre intentando en la medida de lo posible y de su alcance contribuir al bien común. Se deberá evitar anteponer los beneficios individuales por sobre ese bien común.

Aún más, hay algunas actividades profesionales que ni bien el profesional se gradúa demandan que se comprometa de una manera pública, haciendo un juramento, a desempeñarse en la misma dentro de las pautas éticas que se hayan previstas. Uno de los casos más representativos son los funcionarios públicos a quienes se les toma juramento sobre la constitución nacional, es decir, invocando a la misma, y colocando su mano sobre ella al momento de asumir el cargo. Tal acto solemne simboliza el compromiso que asume el funcionario.

Cuando un profesional no cumple de manera evidente con las reglas de ética profesional, es punible de altos castigos o sanciones ya sea por parte de sus clientes o pacientes como también por parte de sus superiores, cualesquiera estos sean dependiendo del tipo de profesión o actividad de la que se hable.

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